Nuestras tradiciones

Diciembre: Familia, reconcilio y alegría

Cada vez que se acerca el mes doce de cada año, es decir; diciembre. Hay una influencia contagiante de muchas emociones y manifestaciones de diversas demostraciones que a la vez están unidas por un mismo sentimiento de alegría, es determinante que hay fiesta en Venezuela; y es la fiesta ocasionada por la aproximada llegada de la deseada navidad.

Todo comienza a partir del mes de agosto con los comercios que en sus diferentes rubros mercantiles inician una etapa de decoración con colores llamativos y a veces específicos de acuerdo al color del año dictaminado por los conocedores de la época; de igual manera se inicia un cambio en las vitrinas con la exhibición de mercancías novedosas y a la moda de acuerdo a lo que se esté usando o se está imponiendo. Desde los adornos tradicionales de la navidad (Arbolitos, guirnaldas, espumillón, bolas, luces, tórtolas y faldón); nuestra vista no recesa en admirar la vistosidad que se nos presenta en calles, avenidas, centros comerciales, tiendas de ropa, tiendas de calzado, ferreterías, jugueterías, plazas y parques donde la una diadema de interminables matices nos va diciendo al compas de alegre música que se acerca la navidad.

Diciembre: Familia, reconcilio y alegría

Por otro lado; múltiples agrupaciones musicales se preparan con su repertorio en sus disciplinados ensayos para tener una nueva temporada en tascas, restaurantes, salas shows, fiestas privadas, fiestas corporativas y conciertos. Se reactivan las emisoras radiales en sus programaciones habituales y comienza a sonar en los distintos programas especializados la música que le ha dado identidad a esta época; gaitas, aguinaldos, villancicos, parrandas, porros, guarachas y hasta joropo del llano son dedicados con gran valor a lo que se celebra con distinción y diferencia a cualquier otro momento del año.

Hasta el clima ejerce su variación y se torna más agradable en la mayoría de las ciudades de nuestro país, creando una sensación espiritual en su brisa fresca y gratos aromas de percepción indescriptibles que solo nos permite sumergirnos en su naturaleza divina.

Prepararnos para recibir la navidad es algo tan maravilloso y anhelado que a veces nos quedamos sin explicación alguna por el significado valioso que tiene la misma para amigos y familiares; pudiéramos describir y apuntar algunos aspectos que dicha tradición nos ha enseñado desde que somos niños. Cada año para esta época; Dios en su infinito amor y misericordia nos entrega algo distinto, y todo queda sustentado y sujeto a la fe con que el venezolano celebramos esta fiesta, cada motivo tiene su alcance en particular, porque; es propicia la alegría de estos días para perdonar y ser perdonados, para reconciliarnos hasta con nuestro propio Creador, para compartir en familia, para conocer nuevas amistades, para recibir en casa a los mas ausentes, para viajar y vivir nuevas experiencia; pero por encima de muchas cosas es propicia esta alegría para agradecer a nuestro Señor por el nuevo año que nos entrega y por los milagros hechos en nuestras vidas.

Muchos deben opinar igual: ¡No hay como compartir en casa! Seguro muchos practican la misma ideología de reunirse el 24 de diciembre desde muy tempranas horas de la mañana y comenzar hacer los aportes respectivos para recibir la noche buena; es tan tradicional y familiar este día que en el transcurrir de las horas se vuelve sin desperdicio, porque aunque falte algo; siempre sobra quien lo traiga y lo ponga. Empieza la aurora con el despertar contento de los dueños de casa, quienes inician la actividad del día con los primeros preparativos de ingredientes a usarse para la elaboración de la típica hallaca criolla, que; dependiendo de la región donde se encuentre tiene su propia personalidad en el cocido o guiso identificándose cada una como: caraqueña, andina, oriental, zuliana o llanera.

Cada miembro de la familia tiene una función particular en este encuentro que realizar, hay quien arregla las hojas, quien prepara la masa, quien echa el cocido o guiso, quien amarra y hay quien cocina, finalmente; todos prueban para dar el visto bueno.

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Diciembre: Familia, reconcilio y alegría

…¡Y que suene la música!

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